Hoy no voy a hablar de ningún libro pero para mi ha sido una aventura digna de cualquier narración fantástica. Que cierto es el dicho que dice que la realidad supera a la ficción. La historia comienza cuando decido solicitar el DNI para mi hijo pequeño. Estaba avisado que no era la fecha propicia por la cercanía de las vacaciones y el trasiego de pasaportes pero una vez terminado el Instituto es la época idonea para no perder las clases. Unas semanas antes hago la primera aproximación para informarme de los documentos que se requieren y el horario de atención al público. Un agente me advierte: Como solo hay un funcionario se dan 40 números a partir de las 8 de la mañana y a las 9 comienzan los trámites. Pasados unos 15 días con las fotografías y los documentos necesarios en mi poder decido hacer el primer intento.
Día 1.- A las 7 de la mañana llegó a la comisaría. La muchedumbre haciendo cola es enorme, cuento 36 o 37 personas por delante de mí. Pienso: Como dan 40 números no tendré problemas. A las 8 el funcionario comienza a repartir los papelitos. Horror , pronto se terminan y aún quedaban por delante buena cantidad de personas. Claro , me dicen , para cada trámite hay que pedir un número y se pueden dar varios a cualquier persona que lo solicite. Me marcho a trabajar cabizbajo.
Día 2.- Me situó en la fila a las 6 de la mañana. Lo primero que hago contar los individuos que me anteceden: 21 personas. Hoy lo conseguiré. Ves amanecer. Vas haciendo amistad con la gente que te rodea. La fila sigue creciendo , vuelve a rodear la manzana. Cada vez que llega alguien miras como enumera a las personas que hay por delante. Contemplas como los primeros miran con cierta superioridad a los recién llegados y estos a su vez con cara de sorpresa y algo de envidia a los que les preceden. Dan las 8, la cola puede estar formada por más de 100 personas. Hay hasta señoras con niños pequeños. La hora de los números. Me acerco feliz. Por fin. Pero ocurre la tragedia, dos puestos antes , un señor mayor coge 4 números ,la chica que me precede viene por 2 números y solo queda 1 y el siguiente, yo, me quedo sin nada, con el cansancio de 2 horas de pie, con sueño y el estomago pidiendo a gritos que debo desayunar cuanto antes.. Llego a casa totalmente hundido.
Día 3.-Son las 4.50 de la madrugada. Esta vez vengo preparado, traigo el equipo de campaña: pantalón vaquero para sentarme en el suelo, gafas de sol para cuando amanezca, radio y auriculares, el libro que siempre me acompaña y un paquete de galletas. El mismo escenario, pero esta vez solo cuento a 11 personas por delante aunque ya no me fío de nada, solo queda rogar que tenga suerte. Ojo , primera sorpresa, cartelito que pone: Se dan 20 números para el DNI y 20 para el pasaporte. Antes eran 40, sin especificar. ¿será mejor o peor?. A las 8 se sabrá. Apenas hay tráfico, ni gente por la calle, algunos trasnochadores vuelven a casa después de una marcha nocturna , la música del coche bien alta. Enfrente como siempre la farmacia. En el luminoso la hora y la temperatura, aunque no mires tu reloj los ojos se fijan involuntariamente en el luminoso, que lento pasan los minutos. Vas conociendo gente nueva, aunque ya te vanaglorias de esa experiencia que te da el que sea el tercer día que guardas cola. Comienzan a pasar los empleados de la limpieza, dentro de una media hora volverán ya con sus carritos a sus lugares de destino. El tráfico se va haciendo más intenso, ya, en dirección al centro de la ciudad. Sigue incorporándose gente . Pasa el tiempo. Comienza a amanecer, ya el sol te deslumbra los ojos. Las ocho. Los números. Me voy aproximando. Ruego a Dios que tenga suerte. ¡por fin!¡Tengo mi número en la mano! Me falta poco para arrodillarme ante la funcionaria y darle las gracias. Me lo guardo con cuidado en la cartera como si fuera un billete de 500 euros y me voy a casa feliz como un chiquillo con su mejor regalo de reyes. En casa me felicitan como si hubiera conseguido un premio a la lotería y a las 9 podré venir con el niño a solicitar su primer DNI.
